Cuando una película es un éxito de taquilla tal como ocurrió con la saga de Harry Potter, el protagonista se convierte en el centro de atención de los medios de comunicación, de los fans. En muchos casos, ayudado por una avasallante publicidad, ese personaje forma parte de la cotidianidad colectiva. No es usual que nadie se fije en los actores que fueron descartados del casting. Para escribir sobre quien quedó en segundo lugar en una audición, hace falta la sensibilidad y la curiosidad de un escritor. David Foenkinos, en su novela Número dos (Alfaguara, 2022), narra la historia de Martin Hill, un chico que estuvo a punto de hacer el papel de Harry Potter.

Foenkinos establece un paralelismo entre la vida de Martin y los libros de Harry Potter, escritos por J.K. Rowling. Martin proviene de un hogar disfuncional con unos padres que terminan separándose. Jeanne, su madre, se marcha a Paris por cuestiones laborales y lo deja con John, su padre, un hombre fracasado. Este es un aspecto importante de la novela porque la relación padre e hijo se hace muy estrecha. Jhon, quien fallece de cáncer, marcará la vida de su hijo. Los detalles adquieren su justa dimensión como expresión del amor de Martin por su progenitor. Es conmovedor.

El azar, no siempre afortunado para todos, simboliza una especie de magia que conduce a Martin Hill y a David Radcliffe a presentarse para las audiciones y así convertirse en Harry Potter. Ambos soñaban con interpretar el fascinante personaje. El elegido fue David Radcliffe, lo que para Martin Hill resultó en un estrepitoso fracaso. La solución para protegerse de la frustración por el éxito que se le escapó de las manos fue aislarse; de allí en adelante vería su vida reflejada en el personaje creado por J.K. Rowling. En el contexto de la novela Número dos, la línea que separa a Martin Hill de la inverosimilitud es muy estrecha.

Las decepciones pueden ser difíciles de superar, y más si se trata de un niño que se ve sometido a la abrumadora propaganda sobre lo que considera el motivo de su debacle personal. Se establece un círculo vicioso, obstinante y depresivo, del que no resulta fácil escapar. En esas circunstancias, se corre el riesgo de confundir la realidad con la fantasía, como si fuera posible fundirlas en un todo indisoluble.

Hay que carearse con las derrotas y con los miedos. Las cosas no siempre son las que parecen. Martin y David pudieron reunirse muchos años después y expresarse como cada uno añoraba la vida del otro.

Harry Potter se convirtió en una sombra, a veces incómoda, para quien tuvo la ocasión de interpretarlo en las exitosas películas que sobre esta saga se hicieron. También fue una presencia asfixiante para quien estuvo a punto de interpretarlo en la gran pantalla.


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