Con una narración intensa y directa, Pablo Gutiérrez nos lleva a una lectura rápida de su novela Cabezas cortadas (Seix Barral, 2018). Hace unos años todo parecía imperturbable; hoy, hay una generación que le ha tocado crecer inmersa en el caos de una inmigración desesperada. El tema del desplazamiento masivo de personas es de una palpitante actualidad. El autor no toma atajos al abordar la presencia de grupos de migrantes africanos y de Oriente Medio en Europa. El choque de culturas, las diferencias religiosas, étnicas, están siempre latentes como elementos que amenazan la convivencia pacífica en la población.
La historia central gira alrededor de María, una talentosa joven que decide cambiar de aires y huir de esa cotidianidad asfixiante que marchita la juventud, razón por la cual decide irse a otro país europeo. Un cuaderno de cincuenta peniques se convierte en la válvula de escape para quien la barrera del lenguaje y el hecho de ser extranjero le impiden expresar libremente lo que piensa; es una forma de sobrevivir en una sociedad que no es la suya. En el diario queda plasmado el drama de la migración, las penurias económicas, las nostalgias, la soledad, los prejuicios; pero también recoge los recuerdos de las travesuras de adolescentes cargadas de imprudencias y la complicidad que se establece entre pares en esa etapa de la vida.
Hay una crítica profunda a la sociedad, a la forma de educar a los hijos y a las expectativas que los padres depositan en ellos, a los conceptos sociales, a la forma en que se comportan los jóvenes de cierto estatus, al impacto de lo que se escribe. El autor se refiere de manera cruda a la frialdad, a la violencia, a la irresponsabilidad con la que a veces se actúa, que terminan por trastocar el día a día de los ciudadanos. Expone sin ambages el fanatismo y la intolerancia religiosa. Condena de forma contundente el terrorismo, así como la generalización que suele hacerse sobre ciertos grupos de poblaciones al asociarlos de manera automática con estos hechos atroces.
La relación de María con Azra y Julie nos da a conocer facetas del personaje central y nos muestra a través de los otros los conceptos que se tienen sobre diferentes aspectos de la vida. Es interesante el nexo con Julie, porque a través de él, María descubre una realidad que le es ajena y en la que le gustaría desenvolverse, aunque para ello tenga que despojarse de los prejuicios sociales. Pero es lo que ha escrito en el cuaderno de cincuenta peniques lo que la devuelve a las calles frías e inhóspitas y le recuerdan que la época de la ingenuidad pasó.
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