El cáncer y sus temidas metástasis son el paralelismo que establece José Henrique Bortoluci con la construcción de carreteras, en especial la Transamazónica, que igual que tentáculos, se abrió paso a través de la selva brasileña. Las conversaciones con su padre, camionero de oficio y quien sufre la temible enfermedad, son el puente que usará el escritor para mostrarnos la realidad social de Brasil en su libro Lo que es mío (Penguim Random House Grupo Editorial, 2024). Un padre que, por su ocupación, estuvo ausente durante buena parte de la infancia de Bortoluci.

Lo que es mío, no puede ser una biografía por los largos períodos de tiempo en los que el padre no estuvo físicamente, quedando lo que le pudo contar a su hijo. Entre esos episodios, hay espacios en blanco imposibles de determinar. Los hijos no siempre sabemos todo de los padres, ni tenemos por qué saberlo.

La proliferación caótica de células en el cuerpo del progenitor será la necesidad última, desesperada y agónica del hijo de rescatar a través de las palabras la vida del padre, tal y como queda plasmado en diferentes frases: “Las palabras son carreteras. Con ellas conectamos los puntos entre el presente y un pasado al que ya no podemos acceder”. “Las palabras son cicatrices, restos de nuestras experiencias de cortar y coser el mundo, de unir trozos, de atar lo que insiste en dispersarse”. “Las palabras eran el regalo que mi padre traía en el camión cuando yo era niño …. formaban relatos sobre un mundo que parecía demasiado grande”.

La enfermedad desemboca en lo funesto. La carretera que avanza, el cáncer que avanza, el caos social que avanza: es todo y es uno.

Es curioso que el padre de Bortoluci, y como él, otros camioneros, no resulten en personajes atractivos para escribir o hacer películas. El lector se preguntará ¿por qué no?, al igual que lo hace el autor. Pero esto nos remite a los tiempos en que vivimos y a plantearnos si este tipo de personajes tienen cabida en la literatura actual, tal vez, la cuestión radique en cómo se aborde la realidad desde la ficción.

En las líneas escritas hay cercanía con el lector. Es una narración con sabor latinoamericano. Nos aproximaremos a poblaciones y personajes que nos engancharán con sus historias. Viajaremos en el camión del padre de José Henrique Bortoluci y juntos descubriremos la solidaridad de quienes solo tiene las carreteras como hogar.

Esta obra está escrita desde una clara posición ideológica, incluso, hay menciones directas a algún evento electoral en Brasil que, por momentos, rompe con el contexto de la narración: se plantea como la ley del todo o nada.  Desde esta perspectiva hay que leer Lo que es mío; sin embargo, teniendo estás consideraciones, Bortoluci nos ofrece una visión interesante de la realidad brasileña. Hay aspectos que merecen la pena rescatarse porque no dejan de ser situaciones tangibles en Brasil y, salvando las diferencias, también lo son en otros países de Latinoamérica.

El fanatismo ideológico es el cáncer de nuestro tiempo.

Imagen tomada en Las Rozas Village (Madrid)

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