Adentrarse en la lectura de Dicen los síntomas (Tusquets Editores, 2020) de Bárbara Blasco, ganadora del XVI Premio Tusquets Editores de Novela es adentrarse en una lectura diferente. Virginia Aranda es una mujer que ha sufrido un cáncer de mama que decidió encarar sola y superarlo. Junto a su madre cuida de su padre quien se encuentra en estado de coma ingresado en un hospital. Son días acompañando en sus últimos momentos a una persona que se ha desconectado del mundo, pero cuyas funciones vitales mínimas permanecen allí: un corazón que late, unos pulmones que respiran, una sangre que circula por vasos sanguíneos. Es un careo con la muerte, para Virginia es un careo con la vida. Un desconocido, con un cáncer terminal será hospitalizado en la misma habitación del padre, dándole un giro a la vida de Virginia.

La novela aborda la enfermedad desde circunstancias nada tradicionales. La presencia de síntomas terminales representa en esta obra la plenitud del ser humano: no hay miedos ni temores ni expectativas. Cada persona aborda diferente la vida y la muerte. Hay emociones que van desde la compasión hasta la insensibilidad. El estado comatoso del padre le permite al personaje principal mostrarnos la representación que tiene de él.

En esta obra hay una deconstrucción de la familia. Un cuestionamiento implacable, se diría que, hasta desconsiderado de los progenitores, en especial de la paternidad, propio de la generación actual; sin embargo, hay una contradicción, porque ese progenitor que Virginia tanto cuestiona, ese desconocido que, a pesar de haberla engendrado, en el fondo no sabe quién es; ese ser lleno de secretos, cuando fallece y ya no hay ningún tipo de vida posible, ella lo abraza y se aferra a él.

Virginia es un personaje obsesionado con las enfermedades; sin embargo, mantiene relaciones sin cuidarse con desconocidos a quienes pregunta por sus antecedentes familiares, como si de esa manera pudiera descartar las anomalías genéticas que pudieran existir en ese posible hombre con el que se acuesta y que apenas conoce. Desea ser madre, pero madre soltera. Tener un hijo que poco o nada sepa del padre. El rol de la maternidad es otro de los temas fundamentales.

La relación de Virginia y su madre no deja de ser difícil, llena de malentendidos. Pero el personaje materno se nos muestra en algunas escenas ubicado en una realidad que a veces coincide con la de Virginia, sin que esta última se dé cuenta. La realidad y sus distintos enfoques, que pueden alejarse o acercarse según sean las circunstancias, es un tema interesante en este texto. El personaje principal es un ser poco pragmático ante determinadas situaciones, cosa que su madre, aunque ella no lo reconozca, sí lo es.

Las relaciones tórpidas entre las hermanas no podían faltar. Los nexos entre Virginia y Esther son ásperos, llenas de celos y rivalidades. Son dos personalidades distintas.

Una novela actual, distinta, interesante, original y con una buena fuerza narrativa.


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