El escritor peruano Borja Goyenechea se hizo acreedor al segundo lugar en el I Concurso de Relatos Breves “El Desafío” de la Cátedra Vargas Llosa 2022 con el relato “El collar de Conchas”. En esta obra se plantea un drama social con elegancia y sutilmente se ubica al lector en el contexto en el que se desenvuelven los personajes.

Tres hermanos, un dado y un futuro. El autor, como en algunas de sus últimas publicaciones, vuelve a las características individuales de la niñez como proyección de los adultos del futuro. Un dado sacado de la basura que los niños tiran al suelo y da vueltas; esperan a que se detenga con una tensión contenida como si su vida dependiera del azar. Había que esperar cuántos puntos negros quedaban en la cara superior: con seis se ganaba, con tres se perdía. Al más pequeño la casualidad no lo favoreció en ese juego infantil, por lo que debía pelearse con un grupo de chicos que sus otros dos hermanos le asignaron de forma aleatoria. Esa escena, ese niño, representa a todos los niños que deben aprender a defenderse solos desde muy temprana edad. El hermano mayor, más curtido en la malicia que va dando la calle, gana en ese juego aparentemente trivial; una victoria pírrica, en sí misma triste, que le permite comprar un collar de conchas. La juventud es osada.

La existencia de estos tres hermanos depende de sucesos fortuitos. En medio de la narración, el dado es arrojado a la calle; es como un personaje más dentro del cuento y su nombre puede ser perfectamente “suerte” o “azar”.  En esta historia no hay cabida para la esperanza.

Las acciones suelen ocurrir en medio de la lobreguez, cada foco de luz es un sobresalto, una emoción, es un no saber qué hacer en la claridad. Las travesuras de crío pueden ser la antesala de los que el día de mañana serán adultos transgresores. En esta narración el autor nos muestra que hay individuos para los que solo existe el hoy, el ahora. “El collar de conchas” muestra la impotencia de una madre ante un hijo que sabe se ha introducido en los laberintos de lo tenebroso, de donde no podrá salir, ni habrá claridad alguna que lo oriente.

A Borja Goyenechea hay que leerlo de forma concienzuda. Su escritura es densa. Sabe aproximarse a la dura realidad de la sociedad en la que nos desenvolvemos de forma sesuda. Vuelvo a ratificar lo que he afirmado otras veces, de continuar escribiendo, este autor está llamado a convertirse en uno de los grandes narradores latinoamericanos.

“El collar de conchas” es un relato digno de ser leído.


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