La muerte, siempre certera, involucra de manera indefectible al resto de la familia, en especial a los hijos. El jardinero y la muerte (Impedimenta, 2025), es un libro que, según su propio autor, el escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov, no tiene un género obvio; en él, narra los últimos días de su padre. Escribe desde su propia vida, desde la vida del fallecido. La muerte se aborda desde el pasado, donde las anécdotas, los gestos y los objetos adquieren una dimensión distinta: la del dolor, la de la tristeza, a veces, la del amor.
Es más frecuente escribir sobre las madres, los padres, cuyo rol se percibirse más severo, suelen quedar en un segundo plano en el terreno de los afectos; en las sociedades patriarcales a los hombres le es más difícil expresarlos. Pero el amor está allí, silencioso, asomándose en detalles, en acciones que parecen irrelevantes, incluso incomprensibles, hasta que llega el momento de la partida definitiva y es entonces cuando nos damos cuenta de lo que realmente significaban.
Gueorgui Gospodínov cuenta como su padre ya en la vejez, cultivó el jardín de su casa. Una actividad que le resultaba agotadora y que mantuvo a pesar de estar enfermo, porque era una forma de perdurar en el tiempo. Según la estación del año, los árboles darán sus frutos, otros florearán, y esas flores y esos frutos se secarán cíclicamente como la vida y la muerte. Ver esas plantas que su padre había cuidado con esmero, es acordarse de él como si le hubiera sido posible sembrarse en aquel terreno dejando las últimas fuerzas que le quedaban.
«Solo me da pena una cosa. Querría vivir un poco más, para que el bebé me recuerde, no pido más», es una frase íntima, profunda y que refleja la angustia metafísica de ser recordado por la descendencia, es también una frase hermosa en la que expresa el amor por los hijos y en especial por la nieta.
El dolor físico en una enfermedad terminal es el antídoto contra las aflicciones producidas por temas existenciales; es arrebatarle al moribundo cualquier capacidad de pensar. En esas circunstancias, la angustia queda opacada por el deseo de aliviar el sufrimiento.
El jardinero y la muerte es un libro cargado de historias familiares donde el final se conoce desde el principio y que como bien lo dice Gospodínov, puede comenzar en cualquiera de sus capítulos.

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