La Guaira, sus calles, sus mujeres, sus prostíbulos. La Guaira, ese puerto en el que la brisa trae consigo el olor del sexo, en el que el placer es un vicio. En las calles estrechas cubiertas de piedras, flanqueadas por casas coloniales, queda el barrio pobre del sexo, y es allí donde una vez más, Guillermo Meneses ambienta uno de sus cuentos: “La balandra Isabel llegó esta tarde” incluido en el libro Espejos y disfraces (Biblioteca Ayacucho, 1981).

El mar sereno, a veces apacible, oscuro, refleja el inconsciente profundo de los personajes. Las bien logradas descripciones se convierten en el presagio de lo que irá pasando en la historia.

El nombre de la protagonista, Esperanza, es una paradoja, una bofetada de la vida para quien tuvo la osadía de enamorarse de uno de sus clientes, el marinero Segundo Mendoza. Pero su existencia, inexorablemente, estaba atrapada en uno de los tantos lupanares de La Guaira. Sus sentimientos eran un eufemismo. En ese negocio los hombres mordisqueaban sus gruesos labios, agarraban sus fuertes caderas y murmuraban frases obscenas. Los cuerpos de extraños la llenaban de sus inmundicias, mientras la usaban como un objeto anónimo de placer.

La balandra Isabel llegó múltiples veces al puerto de La Guaira avivando la llama exangüe de esa mezcla de deseo y sentimiento de la protagonista por Segundo Mendoza. Volvía a zarpar, y en la medida que se perdía de vista, la llama de la pasión de Esperanza se debilitaba, hasta que, un día se apagó completamente. El mar, seguro, firme, majestuoso e imponente, terminó por arrebatarle cualquier posibilidad con el marinero en el que había cifrado sus esperanzas. El amor, igual que las olas del mar, va y viene.

Cuando las circunstancias son adversas, en un intento desesperado, recurrimos a la magia para conseguir lo que tanto anhelamos. La hechicería se le presentó a Esperanza como la última opción para que Segundo Mendoza volviera y se quedara con ella. Pero la realidad se impuso y marcó el curso de los acontecimientos; una realidad que para la protagonista era su destino.

La balandra Isabel llegó esta tarde es una historia de sueños imposibles, de las esperanzas de las mujeres que trabajan en casas de lenocinio. Es una mezcla de amor y frustración. En esta historia se plasma la idiosincrasia de un pueblo. A pesar de las adversidades, de la decepción, de la tristeza, Esperanza deberá recibir a su próximo cliente, un amigo de Segundo Mendoza.

Guillermo Meneses fue un gran escritor venezolano, un extraordinario cuentista que dejó a las generaciones futuras un legado literario importante con una temática que trasciende La Guaira, su puerto y sus historias; que trasciende el ambiente venezolano. Sus personajes son universales. Siempre es grato leerle.


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