En Volver la vista atrás (Alfaguara, 2021), Juan Gabriel Vásquez nada en las aguas profundas de sucesos que marcaron la historia de la humanidad, la de Colombia y, salvando los matices, la de Latinoamérica. Esta novela se caracteriza por una prosa diáfana, por su riqueza de contenido y por el extenso análisis que hace de los mismos. Se reconoce en su lectura una ardua labor de investigación.

Los personajes del actor Fausto Cabrera y de su hijo, el cineasta colombiano Sergio Cabrera, permiten enlazar de forma magistral: la guerra civil española, la Revolución Cultural china, la Revolución cubana y la actuación de la guerrilla colombiana, entre otros. Estos procesos son descritos desde adentro y al mismo tiempo examinados en su conjunto, para exponer la repercusión que han tenido en la América Latina.

Quienes huyeron de España rumbo a América, como consecuencia del conflicto bélico de los años treinta, se convirtieron en agentes culturales y en algunos casos de ideas políticas. Es importante el rol de los intelectuales en transmitir ideologías. En Latinoamérica, esto ha sido de vital importancia, porque ha habido una penetración lenta, constante y efectiva de la extrema izquierda que consiguió dar un puntillazo con el triunfo de Fidel Castro en Cuba. En retrospectiva, este hecho cambió el rumbo de la historia para los países de la región, algo que pocos supieron prever en toda su magnitud.

A través de la niñez y adolescencia de Sergio Cabrera y de su hermana Marianella en China, Juan Gabriel Vásquez muestra el adoctrinamiento convertido en fanatismo irracional, que produce una castración política, cultural e incluso personal. La propaganda es el eje central de todo régimen totalitario. Al volver a Colombia, los hermanos Cabrera se incorporan, junto a sus padres, a las acciones de la guerrilla. El idealismo se desvanece frente a la realidad.

En la narración se expone el drama de un país, de un continente, de una población que se debate entre las desigualdades y la impotencia, entre la solidaridad y la ignorancia. El lado íntimo, hermoso y familiar de los personajes, así como sus sueños y frustraciones, son mostrados con nitidez. Los apasionamientos irreflexivos resultan en fantasías funestas que aniquilan cualquier posibilidad de evolución del individuo. La violencia, siempre devastadora, no da tregua individual ni colectiva.  En medio de ese drama, encontramos lo excelso que puede ser la relación de un padre con un hijo.

Volver la vista atrás es aproximarse con una lupa a la compleja realidad latinoamericana.   


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